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“El Versículo que Me Encarceló – Y la Voz que Me Liberó”

 🧠 Cuando entendí que el texto no siempre habla por Dios, sino por el sistema que quiere reemplazarlo. Me dijeron que un versículo podía cambiar mi vida. Y fue cierto. Pero no como imaginaban. No me salvó. Me encerró. Un solo verso, repetido desde púlpitos y panfletos, fue suficiente para meterme en una cárcel mental donde todo era pecado, culpa y vigilancia divina. “Maldito el hombre que confía en el hombre…” Y entonces empecé a desconfiar… de todos. De la ciencia. De la razón. De mí mismo. La Biblia como grillete espiritual No entendía que ese verso tenía contexto, autor, objetivo político y una historia tribal detrás. Me lo dieron como bala, no como reflexión. Me lo dispararon al alma, no me lo explicaron. Y cada vez que algo en mí quería pensar diferente, aparecía otro versículo como sargento con uniforme celestial, gritando: ¡Sujétate! ¡Obedece! ¡Calla! ¡No cuestiones! Y yo creía que era Dios… Pero ahora sé que era el sistema. La voz que no venía en versículos La l...

“La Biblia No Me Sanó – Me Programó para Obedecer al Que Manda Matar”

 Durante mucho tiempo creí que leer la Biblia era igual a sanar. Me decían: “Métete en la palabra, ahí está la verdad”. Así lo hice. Me sumergí en cada página buscando luz. Pero lo que encontré… fue programación . No lo vi de inmediato. Porque el sistema es hábil. Te pone versos como caramelos. Te endulza con Salmos y te entierra con Levítico. Te dice: “Todo es palabra de Dios”… …pero no te permite preguntarte: ¿Qué clase de dios manda matar a niños por desobedecer? No me sanó… me formateó La Biblia me enseñó a obedecer sin cuestionar. A llamar “santo” al exterminio. A temer al que castiga. A respetar leyes escritas por asesinos declarados como santos. Me dijo que la fe era creer sin pruebas. Que el sacrificio era necesario. Que la sangre era el precio. Pero no me preguntó si eso era amor… Solo me entrenó para repetirlo. Jesús no repitió. Corrigió. Aquí comenzó el terremoto interno: Jesús jamás citó la Biblia como un manual incuestionable. Dijo: “Oísteis qu...

“El Silencio que Rompió el Oráculo – Mi Camino Sin Profetas”

 Durante años busqué respuestas en profetas, oráculos, guías espirituales. Creía que ahí estaba la voz de Dios. Me decían: “Escucha la revelación”. “Recibe este mensaje divino”. Pero… ¿y mi voz interior? ¿Y mi conciencia despierta? La revelación comprada Asistí a conferencias, talleres, transmisiones en vivo. Cada vez que alguien decía: “Esto es palabra de Dios para ti”, sentía un escalofrío. ¿Pude verificarlo con mi cerebro, con mis pensamientos, con mi vida? Muchas veces no. Lo acepté porque tenía autoridad, porque el orador tenía seguidores, porque el sistema lo avalaba. Entonces pregunté: ¿Por qué profesan tener la voz de Dios si mataron la suya? No lo sabían. Solo repetían mensajes pasados, en un eco controlado. Cuando comprendí el valor del silencio Decidí hacer un experimento radical: Un día dejé de buscar “revelaciones externas”. Detuve la búsqueda de oráculos. Apagué los talleres. Y escuché. A mí. En silencio. El silencio no es vacío. Es un espacio sagrad...

“Cuando le Quité el Nombre a Dios – Y lo Que Quedó Fue Silencio”

 Durante años, pensé que el nombre de Dios era lo más sagrado que podía pronunciar. Lo decía con miedo, con reverencia, con obediencia. Pero nunca con conciencia. Me enseñaron que su nombre era santo , que pronunciarlo traía poder, protección o castigo. Que había un código, cuatro letras, un secreto hebreo, una revelación reservada para unos pocos. Hasta que un día me atreví a preguntar: ¿Y si ese nombre no era suyo? ¿Y si ese nombre no era de Dios… sino del sistema que lo inventó? El nombre que exigía guerra Empecé a mirar las veces que ese nombre aparecía en la Biblia. [YHVH] Yud Hei Vav Hei. Cada vez que se invocaba, algo ocurría: una guerra, un mandato de exterminio, una exclusión, un altar de sangre, una orden tribal. Ese nombre no traía paz. Traía obediencia. Traía fuego. Jesús nunca lo usó. Nunca dijo “alaben a YHVH” . Dijo: “Padre” . Y no lo dijo en hebreo. Lo dijo con cercanía. Con libertad. Lo dijo sin templo, sin ritual, sin código. Cuando le quité el nom...

“Yo También Fui Esclavo del Dios Equivocado – Mi Testimonio No Apto para Religiosos”

“Yo También Fui Esclavo del Dios Equivocado – Mi Testimonio No Apto para Religiosos” Este no es el típico testimonio de conversión. Aquí no vas a encontrar templos, milagros emocionales ni pactos con el sistema. Esta es la historia de cómo desperté, no para seguir a un dios que exigía sangre, sino para reconocer que fui programado. Y decidí romper el código. “Yo También Fui Esclavo del Dios Equivocado” Durante años creí que servía al Dios verdadero. Prediqué su nombre. Lo defendí con pasión. Repetía versos como si fueran fórmulas mágicas, creyendo que en ellos estaba la salvación. Pero lo que no sabía… era que todo ese sistema estaba diseñado para cegarme, no para liberarme. No me avergüenza decirlo: yo también fui programado. Fui parte de esa generación que repitió sin cuestionar, que llamó “santo” a un texto lleno de odio, guerras y exclusividad tribal. Llamábamos “justicia” a la venganza, “fe” al miedo, y “obediencia” al sometimiento. Todo comenzó a quebrarse el día que leí la Bibli...