“El Versículo que Me Encarceló – Y la Voz que Me Liberó”
🧠 Cuando entendí que el texto no siempre habla por Dios, sino por el sistema que quiere reemplazarlo. Me dijeron que un versículo podía cambiar mi vida. Y fue cierto. Pero no como imaginaban. No me salvó. Me encerró. Un solo verso, repetido desde púlpitos y panfletos, fue suficiente para meterme en una cárcel mental donde todo era pecado, culpa y vigilancia divina. “Maldito el hombre que confía en el hombre…” Y entonces empecé a desconfiar… de todos. De la ciencia. De la razón. De mí mismo. La Biblia como grillete espiritual No entendía que ese verso tenía contexto, autor, objetivo político y una historia tribal detrás. Me lo dieron como bala, no como reflexión. Me lo dispararon al alma, no me lo explicaron. Y cada vez que algo en mí quería pensar diferente, aparecía otro versículo como sargento con uniforme celestial, gritando: ¡Sujétate! ¡Obedece! ¡Calla! ¡No cuestiones! Y yo creía que era Dios… Pero ahora sé que era el sistema. La voz que no venía en versículos La l...